Por Junior Peña

A raíz de la disyuntiva generada entre la Asociación Dominicana de Profesores (ADP) y el Ministerio de Educación por el reinicio de las clases el pasado 11 de enero, sean estas de forma virtual o presencial, y ante los bombardeos de comentarios negativos en redes sociales, surge la motivación de este artículo.

El maestro es educador, psicólogo cuando los estudiantes llevan problemas familiares o emocionales a las aulas , padre y madre, es un profesional que no baja de nivel, es un modelo a seguir por cualquier profesional, y un promotor de valores.

El docente no es un samba de boxeo, ni un entretenimiento mediático; el maestro siempre está en clase y quienes se reintegran son los estudiantes, el maestro planifica todo y es una fuente inagotable de consulta.

Lo justo sería que, el maestro o la maestra, al igual que muchos servidores públicos reciba un salario 14, una compensación por evaluación del desempeño como manda la Ley, una pensión digna al cumplir 25 años de servicio magisterial (no a los 30), y una valoración positiva por su rol ante la sociedad.

Los gremios, como la ADP, están para exigir los derechos de sus profesionales y el Minerd, para dirigir las políticas del sistema educativo nacional.

La imagen del docente debe ser respetada y preservada en todas sus dimensiones.

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