ENREDADORD
Por Juan Pujols
Vivimos en una época donde las relaciones de pareja parecen más frágiles que nunca. Muchos vínculos se inician desde la superficie, motivados por la atracción física o el interés material, dejando de lado lo más importante: la conexión humana profunda.
El hombre y la mirada superficial A menudo, el hombre ve primero los atributos físicos de la mujer, sin detenerse a conocer su esencia: su alma, inteligencia emocional o valores. Este enfoque reduccionista lleva a relaciones vacías, donde el deseo se confunde con amor, y la intimidad con conexión.
La mujer y el espejismo de la seguridad Por su parte, muchas mujeres se enfocan en cómo viste el hombre, qué carro conduce o qué puede ofrecer materialmente. Proyectan un “buen partido” sin siquiera conocer su nombre o carácter. Esta visión interesada tiende a generar vínculos utilitarios y dependientes.
Un juego de intereses, no de sentimientos en este panorama, el amor se transforma en transacción.
Él busca placer. Ella, seguridad. Así, difícilmente puede nacer una relación sana o duradera. Muchas parejas se mantienen unidas no por amor, sino por miedo a perder lo material, cayendo en infidelidades, violencia y relaciones tóxicas.
El amor como prisión Incluso donde hay cariño, puede confundirse amor con apego. Surgen dinámicas de control donde uno se convierte en carcelero del otro. En nombre del “amor” se destruyen libertades, y sin libertad no hay relación sana.
¿Qué podemos hacer? El primer paso es reenfocar. Dejar de mirar solo lo carnal o lo material. Buscar la calidad humana: la bondad, la inteligencia emocional, los valores. Solo así podremos construir relaciones que nazcan desde la autenticidad.
El amor verdadero nace cuando somos capaces de ver el alma del otro. Para conservar una pareja, hay que fluir, confiar, respetar los espacios y comprender que la vida se basa en la libertad, no en la posesión. Y no confundamos libertad con libertinaje.
El impacto en la sociedad La pareja es la base del matrimonio y este, a su vez, la base de la familia. Si las relaciones están en crisis, también lo estará la familia. Y una sociedad con familias rotas será, inevitablemente, una sociedad en decadencia.
No se trata de juzgar, sino de invitar a la reflexión. Existen hombres y mujeres con valores, dignidad y amor verdadero. Este mensaje es para ellos también, para que sigan siendo ejemplo y esperanza.
Anhelo un mundo nuevo donde lo esencial sea el ser humano y la preservación del planeta.
Juan Pujols RD