ENREDADORD

Por: Juan Pujols
En la República Dominicana, noviembre es más que el penúltimo mes del año: es el Mes de la Familia. Esta conmemoración, establecida por el Decreto No. 1656 de 1971, nació del clamor de jóvenes cristianos y organizaciones civiles que soñaban con un país sustentado en familias sólidas, unidas y guiadas por valores.
Hoy, 1 de noviembre, se nos presenta una oportunidad invaluable para reflexionar sobre el papel que cada uno desempeña en la construcción de hogares fuertes. Padres, madres, líderes gubernamentales, religiosos, empresariales y comunitarios estamos llamados a una cruzada por la familia. Si anhelamos una sociedad justa y estable, debemos comenzar por fortalecer su cimiento más esencial: el hogar.
La crisis de valores humanos, éticos y morales que afecta a nuestra nación no es fruto del azar. Cuando la familia se debilita, la sociedad se resquebraja. En el hogar se forman los principios, se moldea el carácter y se enseñan las primeras lecciones de respeto, empatía y responsabilidad. La escuela instruye, pero es la familia quien educa; el Estado orienta, pero es el hogar quien forma.
Por ello, el compromiso no puede limitarse al ámbito doméstico. El Estado tiene la responsabilidad de promover políticas públicas que fortalezcan la institución familiar y fomenten una cultura de valores. A su vez, los líderes sociales, empresariales y religiosos deben actuar con integridad, conscientes de que su ejemplo influye profundamente en quienes los siguen.
Mi convicción es clara: una familia sólida es el fundamento de una sociedad transparente y en paz. Sin hogares unidos, no puede haber una nación saludable. Por eso, más que reaccionar ante los males sociales, debemos prevenirlos. De lo contrario, la cura será más dolorosa que la enfermedad.
En este Mes de la Familia, renovemos nuestro compromiso con los valores, el respeto y la unidad. Porque al cuidar la familia, cuidamos el futuro de la República Dominicana.
Juan Pujols

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