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Nicaragua. – En una nueva escalada represiva, la policía de Nicaragua está capturando a familiares de opositores al gobierno para tomarlos como rehenes. Defensores de derechos humanos advierten que mediante el patrón del «secuestro extorsivo”, hasta hoy inédito, Daniel Ortega amenaza también a los exiliados.

El 15 de septiembre pasado, la exiliada Dulce María Porras supo de la captura de su hermano Freddy, de 49 años. Policías con pasamontañas y vestidos de negro saltaron los muros de su casa en la ciudad de Jinotepe, al sur de Managua, y lo atraparon con violencia. También golpearon a su esposa y a sus tres hijas adolescentes.

«Al no poder capturarnos a nosotros, se están llevando a nuestros familiares. Es un crimen, actúan al mejor estilo de los carteles del narcotráfico”, dijo Porras en entrevista con DW. La dirigente del partido opositor UNAMOS, antes Movimiento Renovador Sandinista (MRS), tiene 71 años y está en Costa Rica desde 2018, cuando fue perseguida por participar en manifestaciones contra el gobierno.

Su hermano, un vendedor de productos farmacéuticos, no estaba activo en política, y por eso Dulce no duda de que quieran usarlo solamente como «moneda de cambio”. «Él me llamó el 4 de agosto para avisarme que agentes de inteligencia de la policía lo estaban siguiendo”, recordó.

Operativos de terror

Para arrestar a Freddy, la policía movilizó varias patrullas y efectivos de tropas especiales, que escalaron los muros de la casa en «un despliegue como si fueran a capturar al (narcotraficante mexicano) Chapo Guzmán. Lo tiraron al piso, lo golpearon y se lo llevaron”, relató

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